Al examinar la situación de la
responsabilidad social empresarial en Latinoamérica, lo primero
que se descubre es que es difícil
generalizar. La realidad económica y social a la que se enfrentan los países de la
región es muy distinta. Lo mismo ocurre en los distintos enfoques en RSE. Las
prácticas empresariales responsables han sufrido una evolución desde la
filantropía empresarial más tradicional pasando por la ciudadanía corporativa
hasta llegar a los comportamientos responsables como parte de la estrategia
empresarial desde la óptica de América Latina. El continente ha despertado con
respecto a la RSE, si bien es cierto que otras regiones del mundo se encuentran
por delante y que América Latina, independientemente del nivel de su desarrollo
económico, se encuentra más rezagada. En la mayoría de los casos las empresas
que destacan son las más grandes y entre éstas sobresalen las que reciben
instrucciones de su casa matriz. Con respecto a las Pymes, llevan a cabo
prácticas responsables de forma natural (por su cercanía a los grupos de
interés, a las comunidades y a los problemas sociales y ambientales de las
mismas) pero en la mayoría de los casos son responsables de forma poco
sistemática.
“Es verdad que se ha considerado por mucho tiempo que los objetivos económicos y sociales son distintos y a menudo compiten entre sí. Pero ésta es una dicotomía falsa. Representa una perspectiva cada vez más obsoleta en un mundo de competencia abierta basada en el conocimiento. Las empresas no funcionan aisladas de la sociedad que las rodea. De hecho, su habilidad para competir depende considerablemente de las circunstancias de los lugares donde operan.” —Michael E.Porter y Mark R.Kramer 2002.
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